Que duda cabe que cuando aprieta al calor lo hace para todos. Hoy mismo he visto en la red que en Moscú se han alcanzado los 35º.
Pero hay formas para evadirse un poco de estos calores que a veces se hacen irrespirables. Formas que no son concretamente el aire acondicionado del que tan enemigo soy.
Por ejemplo: Veranear en el pueblo.
Este fin de semana lo hemos pasado allí. Es verdad que durante el día el sol pega de forma implacable llegando a registrar el termómetro que tengo en la entrada hasta 33 o incluso 35º.
Pero llegada la noche es una delicia poder sentarse en una terraza y que la temperatura baje de forma que hasta apetece buscar algo con mangas para cubrir los brazos.
Lo mejor llega de madrugada cuando este lunes el termómetro marcaba 15º de temperatura a las 8 de la mañana y a las diez y media de la mañana todavía la temperatura no superaba los 23 grados. Una buena forma de descansar del calor.
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